El comienzo de todo
Adolescentes Asperger. Toda esta historia comenzó hace ya 9 años, aunque casi desde el principio, creo que me di cuenta que había algo distinto en mi hijo. Jorge nació un 25 de julio de 1.996 después de un interminable ingreso, se empeñaba en salir antes de tiempo. Su llegada era muy esperada por todos. Desde el primer momento las comparaciones con su hermano Alejandro fueron inevitables (Alejandro siempre fue muy por delante de su edad).
Adolescentes Asperger y el crecimiento
Jorge, se pasaba las horas sentado en el parque, rodeado de juguetes, los miraba pero no sabía cómo jugar con ellos… Un día descubrió que los coches tenían ruedas y su único afán fue sacarles las ruedas, y no hacer “run run” como el resto de los niños. Pasaban los meses, Jorge seguía sentado, no hacia por levantarse y yo comparaba con Alejandro, que con 6 meses se ponía de pié, con ocho meses ya andaba agarrado y con 12 meses corría. Me parecía muy raro, aunque había gente que me decía: no puedes comparar a los niños, cada uno va a su ritmo.
Los primeros síntomas
Más adelante, mi hijo solo veía una película (El Señor de los Anillos) de la cual se sabía todos los nombres de los personajes y los diálogos. Solo quería juguetes relacionados con esta película. Yo me conformaba pensando en aquello que mi madre me decía sobre mi hermano, que solo le gustaba la historia de la Segunda Guerra Mundial y todo lo que tuviese relación con ella… armamento, uniformes, etc. Esto es una pequeña muestra de los síntomas que presentaba Jorge.
Hiperactividad en adolescentes Asperger
Después vino casi lo peor, comuniones, bautizos o bodas en las que se no podía estar quieto, corría de un lado para otro, no se sentaba a comer… Y con esto llegaron los inevitables comentarios: ¡este niño es un mal educado!, a este niño le hace falta mano dura, ¡¡¡a este niño lo tienen muy consentido!!!!. Con lo que el pobre iba creciendo siempre castigado por cosas que ni entendía.
En el Colegio
Llegó el momento del colegio, ya que la guardería fue un mero tramite para él (se pasaba las horas correteando). ¡¡¡Que suplicio por Dios!!!. Nada más empezar el curso, nos llamaron a orden y escuchamos la misma cantinela que habíamos escuchado en familiares y amigos, este niño no tiene disciplina, este niño no se está quieto y molesta al resto de la clase. Yo agachaba las orejas y suspiraba por que sabía que al llegar a casa habría otra de las muchas discusiones….
Mercedes María Espinosa Pérez
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